Si el presidente Maduro fuera peón de Estados Unidos y Venezuela, su “estado fallido”, no le importaría a ese país y a sus vasallos europeos, cuantas veces pudiera ser reelegido, acudiendo a los más escandalosos fraudes. Revise la historia de las dictaduras, desde que EEUU aparece en la geopolítica mundial, y podrá constatarlo.

¿Qué autoridad ética tiene Almagro para negar el veredicto del pueblo venezolano? A este fantoche, ¿quién lo eligió? Lleva más de nueve años administrando el cementerio USA de cadáveres insepultos. Con el amén de Estados Unidos y nadie dice algo. Total, los yanquis son “excepcionales”, pueden hacer lo que quieren con las instituciones que secundan sus intereses.

Desde el 2019, Venezuela no pertenece a la OEA. Lo que diga el fantoche Almagro no tiene alcance alguno. Tampoco lo que pudieran decir los amanuenses del imperio en decadencia.

El mandato imperativo de hoy es abrir los ojos. La multipolaridad es una realidad que se erige por encima de “sanciones”, guerras híbridas, golpes suaves o de otra calaña. Y, a pesar, de genocidios y magnicidios. Los pueblos y sus gobiernos que adhieren a su impronta, están del lado de la historia. Del lado de la soberanía, de la identidad, de la dignidad. Venezuela es uno de éstos. Y esto, no lo perdona el hegemón herido. Para que le duela más, el canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Yván Gil, informó a través de su cuenta en la red social X, que el presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin, invitó a su homólogo venezolano Nicolás Maduro a asistir la reunión de los BRICS Outreach/BRICS Plus, prevista a realizarse los días 23 y 24 de octubre del presente año en la ciudad de Kazan, Rusia.