Judío: “Ese gran peligro” (I)
A propósito de la actual masacre sionista en Gaza
Benjamín Franklin, a quien sus biógrafos reconocen como uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, fue quien descubrió el principio del pararrayos. Algunos le atribuyen haber militado en la Iglesia Episcopal Protestante que es la iglesia nacional estadounidense de la Comunión Anglicana. Otros dicen que era un deísta: aceptaba la existencia de Dios y del mundo físico, pero no que interfiera con éste. Asumir el deísmo es más una postura filosófica que religiosa. Un deísta privilegia la razón para el reconocimiento de Dios en contraste con las concepciones fideístas del cristianismo, el islam o el judaísmo, que se apoyan tanto en las revelaciones de las “sagradas escrituras” como en la palabra de sus profetas.
De lo que aquí se trata es de dar cuenta de lo que Franklin pensaba no del pararrayos ni de la religión, sino de los judíos. Pude haber tomado a otros importantes personajes de la historia para referenciar lo que pensaban sobre los judíos. Todos advierten que, a los judíos inmigrantes, a los que Franklin llama “asiáticos” y que efectivamente no eran, ni nunca fueron, de Palestina no los alentaba la fe ni eran producto de persecución o “diáspora” alguna. Lo que los dirigía era el ansia de poner en movimiento, en algún rincón de la tierra, “una gran máquina para hacer fortunas”, sin otro respeto que el que se deben individualmente a sí mismos.
El “antisemitismo” (concepto que habría que revisar porque los judíos de origen jázaro no son semitas y porque no es lo mismo antisemitismo que antisionismo), levantado como causa para el reclamo “judío” de su “asimilación” primero, y de un Estado, después no era ya, en el tiempo de Franklin, ese “odio religioso” que se tenía a quienes profesaban el judaísmo en tiempos de Egipto o de Roma, o en la Edad Media e incluso entrada la Edad Moderna. Era el rechazo y la suspicacia frente a los invasores “judíos” que no respetaban ni propiedad ajena, ni hogar, ni familia, ni orden ni ley y que de “hacer fortuna” pasaron a ser ese enorme poder económico, financiero, político y bélico, nacional e internacional, manejado por las élites sionistas que gobiernan el mundo, producen guerras, hambre, desesperación, horror y muerte. Aquí y ahora lo que importa saber es, qué dijo Franklin en la Convención Constitucional de Filadelfia cuando, en 1787, se trabajaba la redacción de un texto definitivo para la Constitución estadounidense.
Esto es lo que dijo:
«Concuerdo plenamente con el General Washington, de que debemos proteger esta joven nación de una influencia insidiosa y penetradora. Esa amenaza, señores, son los judíos.
En cualquier país donde los judíos se asienten en números considerables, bajan sus niveles morales; alterarán su estabilidad comercial; reirán e intentarán desestabilizar la religión cristiana sobre la cual está fundada, haciendo objeciones a sus restricciones; construirán un Estado dentro del Estado y, cuando sufran oposición, intentarán estrangular el país financieramente hasta la muerte, como es el caso de España y Portugal. Por más de 1.700 años, los judíos estuvieron llorando su triste destino de estar exiliados fuera de su tierra natal, que ellos llaman Palestina. Pero, señores, si el mundo les diese Palestina a ellos, ¿habría ahora una nueva razón para que no retornasen? ¿Por qué? Porque ellos son vampiros, y los vampiros no viven entre vampiros. No pueden vivir a penas entre ellos mismos. Deben subsistir sobre los cristianos y otros pueblos que no son de su raza. Si ustedes no los excluyen de los Estados Unidos, en su Constitución, en menos de 200 años ellos estarán llegando acá en números tan grandes que dominarán y devorarán la tierra y cambiarán nuestra forma de gobierno, por la cual los americanos hicimos correr nuestra sangre, dimos nuestras vidas, nuestras almas y arriesgamos nuestra libertad. Si ustedes no los excluyen, en menos de 200 años nuestros descendientes estarán trabajando los campos para darles subsistencia, y mientras ellos estarán en los escritorios comerciales restregándose las manos. Yo les advierto, caballeros que, si ustedes no excluyen a los judíos para siempre, sus descendientes van a maldecirlos en sus tumbas. Los Judíos, caballeros, son asiáticos, y si los dejan nacer donde quieran por generaciones estando fuera de Asia, ellos jamás van a ser diferentes. Sus ideas no se ajustan a las del americano, y no ha habido jamás seres que vivan dentro de dos generaciones. Un leopardo no puede cambiar sus colmillos. Los Judíos son asiáticos, son una amenaza para este país si les permitimos la entrada, y debiesen ser excluidos de esta Convención Constitucional».
Artículo originalmente publicado el 21-04-2014. Al empezar la masacre judío-sionista, de esa fecha, contra los palestinos de la Franja de Gaza. Duró 50 días. Se “estima” que fueron asesinados más de 3000 civiles palestinos. Cerca de mil eran niños. En este artículo y en su parte II que publicaré mañana, Google encontró justificación para “eliminar” mi blog (https://alizorojo-rr.blogspot.com) Con esta dirección, aparece ahora una página de Política Internacional de un tal DANISPETRIS con una mezcolanza ininteligible de títulos y contenidos y utilizando mi perfil en clara violación de mi derecho a la privacidad. Cosas de la “excepcionalidad” democrática marca USA.