Jala pato en Jauja
Recordando a Carlos Peña Falconí
El 23 de enero es el día del “jala pato” dentro de las festividades del “20 de Enero” en el “país” de Jauja del departamento de Junín. Es el día central y la ocasión para que los “cabalgados” jalen el pato en procura de ser el “mayordomo” para el siguiente año. No entraré en mayores detalles porque los hay quienes son entendidos en la materia. Me valgo de la ocasión para recordar a mi hermano Carlos Peña Falconí que murió trágicamente el pasado mes de agosto por una trombosis “descarrilada” por la vacuna contra el Covid-19. Ya nadie pone en duda que los efectos de las vacunas pueden ser mortales a corto o mediano plazo según estudios recientes y declaraciones de los más entendidos sobre el tema. Ciertamente, tiene mucho que ver la vulnerabilidad de la persona. De modo que no estoy haciendo juicio de valor alguno.
Carlos Peña, “el charro” como le decían sus amigos, fue un cultor del baile de la tunantada; defensor de su esencia, de su sentido y significado; autor de mulizas, poeta y bohemio. De esos cuya integridad y entereza ha enterrado el tiempo para abrir paso a la impostura, el diletantismo y el mercadeo.
Compartí con mi hermano los momentos más hermosos de nuestra niñez, de nuestra adolescencia. Reencontramos juntos la adultez, sus alegrías y sinsabores. Siempre juntos aunque por caminos distintos unidos en el amor a nuestra madre, nuestros tíos, nuestra abuela, nuestros otros hermanos, nuestras mujeres e hijos.
El poema que transcribo tiene de todo esto. Lo escribí para recordar lo que compartí con Carloncho un día de “jala pato”.
A Carlos Peña Falconí
Escribo esto
recordando
nuestros días de tunantada
disfrazados de “chutos”
encaramados en el arco
de donde colgaba el pato
para su sacrificio
Robaríamos el cuerpo
para trocarlo
por unas cervezas
porque llevarlo a la casa
era exponer
nuestras cabezas
Vestíamos impecables
de pies a cabeza
como la abuela vestía
para ocasión igual
a nuestros tíos
y nuestra madre
aprendió el rito
Todo como nuevo
de los guardados
de la MamaChocho
nuestra tía linda
parte herencia
parte empeños
perdidos en el tiempo
También del apañamiento
de Elsa tu esposa
Camisas blancas almidonadas
pañuelo igual de blanco
con iniciales ancestrales
de la mano
de la “abuela” Angela
anillo de oro 24 kilates
para sujetarlo
Huatrila, chalecos, mangas
bordados con arte
sin huachafería
Mantas ancestrales
de hilo multicolor
Pañuelos especiales
igualmente blancos
para protegernos cabeza y cara
del sudor de la careta
que cambiábamos cada día
Guantes de cuero
Tongo de paño
con cintas finísimas
Botas que sabían de la armonía
del arpa y violín
del saxo y clarinete
y los pasos
de generación a generación
Cosa seria
era tu parafernalia
desde tu “huallqui”
tu látigo
al “chutito”
de mano
que habías adaptado
para beber través de él
evitando levantarte la careta
Era único
hablaba
enamoraba
y cantaba
en quechua
decía chistes
contaba aventuras
decía verdades
que aumentaban
la curiosidad por saber
quiénes éramos
Nunca nos descubrieron
Eras tú mismo
con tu humor
tu risa
tu caballerosidad
tu respeto sin concesiones
por la tradición
por lo que dejó
de ser de hombres
para ser “diverso”
perderse en lo “chicha”
acabar en lo vulgar
Todo lo que rechazaste
desde tu íntegra
convicción de jaujino
de tunante
de 20 de enero.
Tu hermano rubèn a los 10 días de una tristeza interminable por tu inesperada partida. 08-09-2021