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Los dos ataques del sionismo internacional

Ébola y Coalición Sionista: Cómo se conjugan los genocidios (1 de 2)

Prensa y diversionismo

Publicado: 2014-10-12


Mientras el ejército mercenario de la Coalición Sionista, liderada “desde atrás” por EEUU, se apropia de las refinerías sirias e irakíes, destruye los avances en la construcción del oleoducto Irán-Irák-Siria, y se posiciona en Kobani para ejercer control sobre la región en la que durante siglos han vivido en paz los kurdos de Siria, la prensa decadente y perversa del mundo lanza una sincronizada campaña diversionista sobre el Ébola, generando terror y desconcierto en la población mundial.

Como parte de esa campaña, que “divierte” la atención del mundo respecto de los genocidios de la Coalición Sionista, la prensa difundió el día 10 de octubre, la especie de que el ISIS, “ya está pensando en utilizar Ébola como arma de bio-terror”.

Según forbes.com, Al Shimkus, profesor de Asuntos de Seguridad Nacional de la Escuela de Guerra Naval de Estados Unidos, ha dicho que “los grupos del Estado Islámico de Irak y Siria quieren ‘militarizar’ el virus del Ébola para tratar de causar una infección global utilizando el sistema de transporte aéreo del mundo”.

forbes.com es la web de la Revista Forbes, una de las tres (las otras dos son Fortune y Business Week) de los milmillonarios, (por la cantidad de miles de millones que tienen como fortuna personal o familiar). Fue fundada durante la primera guerra mundial para representar los intereses de las élites económico-financieras del poder mundial.

Respecto a lo que dijo Al Shimkus, nadie medianamente cauto puede tragarse este contrabando mediático. A no ser que no tenga memoria de lo que es capaz de hacer, o de crear, el sionismo internacional. Sobre todo, cuando de generar destrucción y muerte se trata. (Volveré sobre ese ex- capitán, más adelante).

La herencia bárbara del sionismo

Los sionistas de herencia bárbara no respetan ni familiares, ni parientes, ni amigos, ni aliados. Los guía la codicia, la ambición, el odio. Patrones de una moral judeo-cristiana escrita para autoproclamarse los “elegidos de Dios”. Esto es, por nadie ni nada, que no sea su propia irracionalidad.

La lista de las barbaridades cometidas por este sionismo incluyen no sólo a los Kennedy o a los líderes afroamericanos como Malcolm X, cuyo nombre en árabe era El-Hajj Malik El-Shabazz, o Luther King, con cuyas familias se enseñaron, antes y después de sus respectivos asesinatos. También da cuenta de atrocidades contras sus propios pueblos. Lo del 11 de setiembre es una muestra. Todo para frenar el derecho de los pueblos a su autodeterminación, las luchas por la igualdad de derechos, el respeto a la dignidad humana. Y, en el caso del 11/9, para manipular el imaginario colectivo y justificar la más sangrienta agresión contra un pueblo y su líder, usurpar su riqueza petrolífera, dar inicio al reordenamiento geopolítico y estratégico de Oriente Medio para luego invadir Irán, cercar a Rusia, aislar China. Instaurar la barbarie judeo-cristiana en territorios árabes y persa.

Dentro de esta misma perspectiva se ubican “las armas químicas” en Irak y después en Siria, el envenenamiento de Yaser Arafat, el asesinato del líder libio Muamar el Gadafi, el cáncer inducido que mató al Comandante Chávez.

La industria médico-militar de los EEUU para los genocidios biológicos

La Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su destrucción, conocida como la Convención sobre Armas Biológicas (BWC), o Convención de Armas Biológicas y Toxínicas (CABT), fue aprobada en 1972 y entró en vigencia en 1975. Como otros tantos instrumentos de la ONU, útiles para fines contrarios a los que declaran, éste fue suscrito por EEUU en 1972 y desde entonces le ha servido para “desarrollar, producir, almacenar, adquirir o conservar microbianos y otros agentes biológicos y toxinas de diferente tipo y en diversas cantidades”, escudándose en que lo hace para la “profilaxis, protección y fines pacíficos”.

Sin negar que la guerra bacteriológica hunde sus raíces en la historia, lo que no se puede invalidar es que, a diferencia de lo ocurrido anteriormente, las armas biológicas no sirven hoy para derrotar al enemigo, sino para generar terror y pánico a nivel global y son básicamente utilizadas por quienes se arrogan el derecho de intervenir en territorios que no les pertenecen, apropiarse de éstos, usurpar sus recursos naturales, y utilizarlos como bases militares para fines geopolíticos.

La industria biológica sirve para el terror y el despoblamiento de territorios considerados estratégicos. Funciona precisamente allí donde la agresión armada no tiene posibilidad alguna de generar mayores ingresos por la escasa o ninguna capacidad bélica de sus Estados y porque sus habitantes son considerados poblaciones descartables, útiles para realizar pruebas de diferente tipo y para producir el efecto-terror que busca toda guerra bacteriológica.

En 1996 Leonard Horowitz autor de Emerging Viruses: AIDS and Ebola- Nature, Accident or Intentional? (sin version en español), continuando la obra de sus predecesores, confirmó la existencia de una “industria norteamericana médico-militar que produce armas biológicas bajo la apariencia de vacunas para controlar enfermedades y mejorar la salud de negros en África y en el extranjero”. Horowitz, estuvo vinculado a las primeras investigaciones sobre el VIH, el Ébola y a la difusión de remedios para contrarrestar el “coronavirus” productor del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), introducido primero en Hong Kong en 2003 y expandido luego al resto de China y al mundo.

Los remedios propuestos por Horowitz llevaban el nombre de "Urbani", en alusión a Carlo Urbani, quien fue el primero que identificó y presentó ante la OMS, el SARS como una infección letal. Urbani, quien realizó sus investigaciones en VietNam murió en Bankook, el 29 de marzo de 2003 contagiado de SARS. Había Recibido el premio nobel de la paz de 1999 como integrante de la ONG “Médicos sin Fronteras”. Esta agrupación ha sido últimamente identificada como una fachada de los servicios de inteligencia de los EEUU en Siria, donde acusó al gobierno de Bashar al Assad de usar “armas químicas” sin prueba alguna y a sabiendas de que fueron los mercenarios pagados por ese país los que las utilizaron.

El 2004, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) conminó al doctor Horowitz a suspender la comercialización de los remedios “Urbani” para el SARS.

Por su parte, la industria cinematográfica y la televisión por cable controlada por las cadenas FOX, Universal, Discovery, CNN, se ha preocupado por hacer aparecer la manipulación genética de virus, como piezas de ficción cinematográfica. Tal es el caso de la película “Outbreack” que se habría apoyado en las descripciones del libro La Zona Caliente (1989) de Richard Preston sobre el Ébola y que fue escrito con la colaboración del Ejército norteamericano. El propósito parece centrarse en distorsionar la realidad sobre la introducción del Ébola en Zaire (actual República del Congo), en 1976, durante la dictadura de Mobutu Sese Seko apoyada por EEUU.

Siguiente entrega: Los OGM y el Ébola: dónde, cómo y por quiénes. Las millonarias ganancias de la industria farmacéutica.


Escrito por

rubèn ramos

sociólogo y educador peruano, post-doctorado en Filosofía, política e historia de las ideas en América latina.


Publicado en

alizorojo

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