El banco mundial y la educación en el Perú I
El Banco Mundial y la educación en el Perú (Parte I)
(A propósito de la interpelación a la ministra de educación)
rubén ramos
El BM, es “el mayor proveedor del mundo de financiación externa para la educación”. Es el que diseña e impone las políticas en educación, provee asesoría política, análisis y asistencia técnica (BM, 2010). Sostiene que la “ayuda” que impone "se enfoca en maximizar el impacto de la educación sobre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza”.
No obstante, la educación que nos ha impuesto resulta funcional a la maximización de las utilidades del crecimiento económico controlado por las grandes y medianas empresas norteamericanas, europeas o asiáticas que operan en nuestros países. Nosotros aportamos mano de obra barata sin mayor calificación que la necesaria para incrementar los beneficios de los propietarios de las empresas, de sus gerentes, ingenieros y personal especializado. También, de aquéllos connacionales que, enajenados del sentido de soberanía y de sostenibilidad de nuestros recursos naturales, hacen escarnio de la pobreza extrema de millones de hombres, mujeres y niños y de nuestra posibilidad de independencia económica, beneficiándose de las externalidades que genera la inversión extranjera en nuestros pueblos. Son éstos los propietarios o testaferros de pequeños y medianos negocios (hoteles, hostales, bares, discotecas, karaokes, restaurantes, boutiques, agencias turísticas) establecidos -la mayoría de ellos-, con dinero proveniente del narcotráfico. Agrupados en “colectivos” o en “cámaras”, lo único que les interesa es defender sus propios intereses y seguir medrando de un mercado que condena a la mendicidad a millones de campesinos y a poblaciones originarias.
Los préstamos del Banco para la educación empezaron en 1963 y ahora constituyen el 9% del total. Es el quinto sector más grande. Los préstamos totales del Banco para la educación, al 2005 (última actualización), fueron de 2 billones de dólares en todos los proyectos y sectores, habiendo empezado con $728 millones en el 2000. La educación primaria recibe el porcentaje más alto. El 29% del total.
Desde Jomtien en 1990 y de Dakar en el 2000, la llamada “Educación para todos” enfatizó sólo la educación básica: leer, escribir, calcular e internalizar los valores propios de la moral judeo-cristiana. Para esto, vía deuda externa, el Banco Mundial y sus agencias subsidiarias, financian materiales, capacitación y evaluación de docentes, currículos, leyes de educación, leyes de docentes (que dejan intocable la educación privada), ministros, funcionarios y una amplia red de ONGs con sus expertos obsecuentes.
El propósito del BM con relación a la educación básica es universalizar ésta en términos cuantitativos. Su “apoyo” a la educación secundaria y superior es para desarrollar las “habilidades” que son vitales para competir en los actuales avanzados mercados globales impulsados por el conocimiento (BM: 2010).
La delimitación de sus propósitos no deja lugar a dudas si confrontamos lo que son los egresados de secundaria y superior de cualquier país de ALC con las el sentido que el propio BM otorga al “desarrollo de habilidades”: individuos dispuestos a confrontar los desafíos de su vida personal, profesional y social con “ingenio, disimulo y maña”. Esto nada tiene que ver con la posibilidad de competir en el mercado del conocimiento. Garantiza, en cambio, viveza, oportunismo, arribismo, generaciones “yuppie”, generaciones “X” con los valores inherentes a la cultura de mercado y al individualismo. Asegura, al propio tiempo, sujetos obsecuentes, anodinos, sumisos, mediocres, apolíticos.
El BM pondera las cifras de sus “apoyos”, a sabiendas que estos no sólo condenan a nuestros pueblos a la eternidad de la deuda, sino también a la agonía de una vida servil y reptante. No existe evaluación alguna que demuestre válida y confiablemente que los 86 países de “bajos y medianos ingresos”, sometidos al colonialismo financiero, tengan hoy mejor calidad de educación y que ésta haya beneficiado por igual a hombres y mujeres. Esto, no obstante, los 8,400 millones de dólares impuestos como deuda a través de 147 proyectos educativos, al 31 de marzo de 2005.
Las cifras manejadas por el Banco podrán convencer a sus funcionarios y a los gobernantes de turno en cada uno de nuestros países respecto del gran avance hacia la Educación para Todos , pero que hasta hoy no ha mostrado resultado alguno válido y confiable. Lo único cierto es que ningún cotejo de cifras estadísticas puede ocultar la miseria de la educación en nuestro continente y su profunda anomia institucional.
En este sentido, resulta sencillo, pero falaz y ocioso, cotejar cifras “record” cuando éstas están lejos de reflejarse en efectos e impactos. El único país en ALC que los puede exhibir es Cuba y ahora último Venezuela y Bolivia. El primero no recibe “ayuda” alguna. Y los segundos, uno más temprano que el otro, deslindaron con el BM y el FMI, las responsabilidades que les compete como países soberanos. Mientras las prioridades no las decidan nuestros pueblos, los miles de millones del Banco Mundial seguirán sirviendo a los propósitos de la reproducción del orden mundial capitalista controlado por los EEUU, y a la extensión de su ideología alienante y maniqueísta.
En la reciente estrategia al 2020, del BM en educación, (la anterior -ya fracasada- era al 2015), se dice que el propósito es “desarrollar en los ciudadanos conocimientos y aptitudes para vivir y trabajar, que permitan reducir la pobreza y fomenten el crecimiento a largo plazo y el buen gobierno” (BM: Estrategia de educación 2020). Ya no son los niños, su preocupación. Ahora son los ciudadanos. ¿Será que ahora el BM enfatizará la alienación de los mayores de 18 años, que es la edad en la que los peruanos adquieren la ciudadanía, si no se casan antes o se prostituyen?
Cómo interviene el BM en la educación en el Perú
El Perú no ha sido ajeno a la impronta del “Proyecto de Educación para Todos” surgido de las conferencias mundiales de Jomtiem y de Dakar para la educación básica regular, y de la “Educación Superior del siglo XXI” surgida de las dos conferencias de París de 1998 y 2009. Todas, manejadas por el BM, el FMI, la UNESCO y la OCDE.
En Jomtien”, en 1990 se fijaron once objetivos orientados a lograr la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje. Eran los tiempos del Consenso de Washington y la caída del muro de Berlín. El mercado internacional necesitaba de la “inclusión” de mano de obra barata con un mínimo de competencias básicas (leer, escribir, calcular).
En el 2000, tras ser evaluados los logros alcanzados y evidenciarse su fracaso, se redefinieron los principios y las políticas en función de las nuevas condiciones del mercado y de la extensión de la informática a las economías “en vías de desarrollo”. Los objetivos de Jomtien se redujeron a seis, buscando hacerlos compatibles con los Objetivos del Milenio propuestos por Koffi Annan ex-secretario general de la ONU y director del Club de Bilderberg.
El “Marco de acción de Dakar” fijó como requisito previo, la constitución de “foros nacionales de educación para todos” en cada país suscriptor. Estos foros recibieron el encargo de llevar a cabo “diagnósticos nacionales” sobre los seis objetivos fijados y elaborar sus respectivos “Proyectos nacionales de educación para todos” (PNEPT), con metas precisas que no podían exceder del 2015.
El plazo fijado para la constitución de los “Foros nacionales” fue el año 2002, y así lo hicieron todos los países comprometidos, excepto el Perú que recién en el 2003 constituyó el suyo. Una vez establecido, convocó a todas las ONGs que de una u otra manera trabajan el tema educación y que, como es propio de un país colonizado, las integran las mismas personas; a las autoridades de universidades privadas, a los dirigentes advenedizos de las asociaciones de pueblos originarios, a las autoridades del ministerio de educación, del ministerio de la mujer, del SUTEP. El “Foro” dio a conocer el “Plan nacional de educación para todos” (PNEPT), en el año 2005.
Este “Plan”(patrocinado por el Grupo del Banco Mundial, el BID y la USAID), coexiste con el “Proyecto Educativo Nacional al siglo XXI” (PEN) elaborado por el Consejo Nacional de Educación (CNE), un órgano asesor adscrito al ministerio de educación, financiado por la USAID.
El CNE fue creado en la ley de educación 23384 de 1982, durante el segundo gobierno del arquitecto Belaúnde Terry . Fue puesto en marcha recién en el 2000, durante el Gobierno de Transición de Valentín Paniagua (ministro de justicia de Belaúnde en su primer gobierno, y de educación en el segundo) . En el 2003 fue incluido en la actual ley de educación 28044 que fue elaborada por el coordinador de la Comisión Presidencial de Educación del gobierno de Alejandro Toledo, Carlos Malpica Faustor, consultor de la UNESCO y del BM, y ministro de educación de ese gobierno.
El CNE, reúne a ex-ministros y empresarios privados de origen judío, ex-dirigentes sindicales, representantes de consorcios educativos católicos y a ex-servidores públicos de la educación que han hecho de este organismo una caja de resonancia de los mandatos del Banco Mundial, del BID, de la USAID, que co-financian su presupuesto.
El “Proyecto educativo nacional al siglo XXI” (PEN), lo patrocina la USAID a través, precisamente, del Consejo Nacional de Educación (CNE). Nunca tuvo aplicación práctica porque, según se señala en su Introducción, esta posibilidad debe ser asumida por el gobierno y el llamado “Foro del Acuerdo Nacional” En realidad, el llamado “Proyecto educativo nacional” no es sino un largo e incomprensible listado de políticas que se confunden con objetivos, actividades y estrategias. Una suerte de híbrido entre lo impuesto en Dakar y las elucubraciones de un grupo de improvisados “especialistas” y ex funcionarios de la administración pública educativa. El gobierno aprista de Alan García que aprobó su vigencia, se desatendió del hecho. Procedió de igual manera con el llamado Acuerdo Nacional por ser una creación del gobierno precedente de Alejandro Toledo del partido republicano “Perú Posible”. El actual gobierno de Ollanta Humala (que llegó al poder gracias a su alianza con este partido), viene implementando a través de su ministerio de educación, lo previsto por el BM en su Estrategia de asistencia al país 2012-2016 y en su estrategia para la educación peruana al 2020. El PEN, sólo existe en la imaginación de la actual ministra de educación, habida cuenta de que fue su Presidenta en algún momento. Sigue siendo lo que siempre fue: un frondoso remedo de las previsiones del BM para comienzos del siglo y para justificar la existencia de un grupo de jubilados que dada su pertenencia por igual a la ONG “Foro educativo”, resultan doblemente beneficiados con los recursos de USAID y de otras instituciones financieras extranjeras .
En sucesivos estudios exploratorios realizados por el autor entre los años 1998-2011, a muestras distintas de docentes en ejercicio, que realizaban estudios de complementación para obtener el grado de bachiller y luego el título de licenciados, en universidades públicas, se llegó a comprobar que ninguno tenía idea alguna sobre lo que significaban Jomtien y Dakar. Tampoco sobre el “Plan nacional de educación para todos” y sólo el 1% había “oído” algo del “Proyecto educativo nacional al siglo XXI”. Similares resultados se obtuvo con estudiantes que realizaban estudios de maestría y de doctorado en universidades públicas y privadas de la capital peruana y en cinco departamentos de la sierra y selva.
En el ejercicio de sus prácticas pedagógicas los docentes peruanos se atienen al llamado “Diseño curricular nacional” que traduce, normativamente, los objetivos de la educación previstos por el BM, para cada nuevo gobierno entrante.
Esto corrobora la enorme distancia que separa a los organismos creados y financiadas por las financieras de origen norteamericano y los docentes que a diario enfrentan una labor, cuyo sustento ontológico, nada tiene que ver con la realidad de millones de estudiantes que reciben una educación impuesta y considerada del peor nivel de calidad en el mundo. Sin embargo, y en un alarde de cinismo, son esas mismas instituciones financieras las que solventan los gastos para las mediciones que certifican que el Perú se encuentra entre los dos últimos países del mundo en niveles de rendimiento en las áreas básicas del conocimiento humano. Los grados de ignorancia casi absoluta sobre los marcos-macro en los que se inscriben las políticas, las estrategias, los objetivos y las modificaciones que se imponen, es una constante no sólo entre los docentes en ejercicio, sino también entre los docentes de docentes a quienes se les encarga la capacitación de los primeros. El Consenso de Washington, los Objetivos del milenio, el BM, el BID, la USAID, Jomtien, Dakar, las Conferencias de París, las Cumbres de Presidentes, son realidades que no les advierten nada. La orfandad informativa y conceptual de los docentes peruanos, contrasta de este modo con el manejo oculto y manipulador que hacen el CNE, la ONG “Foro educativo” y el propio “Foro educativo nacional de educación para todos”, de lo que nos viene impuesto desde el BM, la UNESCO, la OCDE, la OEI, la OEA, CEPAL, BID, USAID. La vida cómoda y satisfactoria de los llamados “gurús” de la educación peruana, nada tiene que ver ni con la crisis de la educación y su anomia institucional, ni con la práctica pedagógica de cientos de miles de docentes movidos por la inercia de un sueldo que no cubre sus necesidades básicas.